Entre las primeras obras de Gabriel del Barco, hay que destacar los paneles de azulejos pintados para la Iglesia de San Víctor de Braga. El edificio, iniciado en 1686, con proyecto del ingeniero militar Miguel Lescole y patrocinio del arzobispo D. Luís de Sousa, fue una de las primeras iglesias diseñadas para recibir un revestimiento completo de azulejos figurativos en su interior.
No conocemos las indicaciones transmitidas al pintor, pero la elección de la obra Primeira Parte da Historia Ecclesiastica dos Arcebispos de Braga e dos Santos e Varoes Illustres que florecerão neste Arcebispado, de D. Rodrigo da Cunha, como fuente principal del programa, nos permite acompañar cómo se utilizó la narrativa literaria para construir el discurso de las imágenes.
Aunque innovador como proyecto iconográfico, el programa decorativo es relativamente sencillo y los azulejos recubren todas las paredes del templo, retomando una solución tradicional utilizada por los maestros ladrilladores del siglo XVII. Los paneles forman una galería de santos poco conocidos, pero cuya hagiografía, por nacimiento y munus pastoral, está asociada con Braga. Es, al mismo tiempo, una historia y una exaltación de las virtudes cristianas del arzobispado.

Para la capilla mayor, se creó un ciclo narrativo más desarrollado, con episodios de la vida del mártir romano San Víctor y exposición del mismo tema en dos paneles distintos: el Festival de Ceres, a la izquierda, y la negativa de San Víctor a participar en ceremonias paganas, en el lado opuesto.
En una posición destacada, en el coro alto, se encuentra una representación monumental de D. Paterno, obispo de Braga, presidiendo el Concilio de Toledo en 397, un tema que busca demostrar la ascendencia jerárquica de la ciudad portuguesa sobre la española. Este es el tema central que define el objetivo general de las imágenes de San Víctor, con un discurso político en defensa de esta dignidad eclesiástica de la ciudad de los arzobispos. Tal es la importancia del tema que el mismo D. Rodrigo da Cunha dedicó un tratado histórico específico a la primacía de Braga sobre todas las archidiócesis de España (Tractatus de Primatu Bracharensis Ecclesiæ in Universa Hispania, 1632).
En sus crónicas, D. Rodrigo da Cunha retoma el argumento de que el apóstol Santiago transformó Braga en la primera ciudad cristiana después de los territorios de Palestina, un precedente que la distingue entre todas de Europa:
Eso es ser ella la primera en recibir la Fe de Cristo Nuestro Señor, después de las Provincias de Palestina. Es cierto que la gloria y la grandeza de las ciudades del mundo, después de que Cristo Nuestro Señor vino a él, no consiste solamente en los antiguos trofeos o arcos triunfales; no en los valientes capitanes, que con sus proezas merecieron triunfos dignos de la inmortalidad; no en los palacios, y edificios suntuosos; pero en sus ciudadanos, habiendo sido los primeros, que dieron los nombres a Cristo, aceptaron su Fe; militaron en su bandera.
El programa de los azulejos patrocinado por el arzobispo D. Luís de Sousa es, por lo tanto, una reviviscencia de la tradición nacionalista de la historiografía portuguesa del siglo XVII.

También para el coro alto, Gabriel del Barco diseñó un gran friso que rodea el óculo con una envoltura de hojas de acanto marcadas por vigorosos atlantes. Este proyecto ornamental actualizado nos recuerda la relativa independencia de los programas decorativos con respecto a los proyectos arquitectónicos.
Como revelación de un cierto experimentalismo de esta primera fase figurativa, el encargo de los azulejos, probablemente realizado en 1691, ya después de la muerte del arzobispo y del arquitecto, sufrió algunos contratiempos, y los azulejos solo fueron colocados entre los años 1692 y 1694, por el ladrillador João Neto da Costa, después de una disputa entre los canónigos de la Catedral de Braga con el maestro António Antunes (act. 1676-1709) que “no quiso venir y no envió las medidas hasta hoy“.
En este caso, el conflicto demuestra el papel del pintor de azulejos en la articulación general del encargo, un papel que será disputado con los ladrilladores en las próximas décadas, precisamente por la necesidad de ejecutar un plan detallado que relacione cada panel figurativo – luego, cada azulejo – con un espacio arquitectónico predeterminado.
BIBLIOGRAFÍA PRINCIPAL
CUNHA, Rodrigo da. Primeira Parte da Historia Ecclesiastica dos Arcebispos de Braga e dos Santos e Varoes Illustres que florecerão neste Arcebispado. Braga: Manuel Cardoso, 1634.
MONTEIRO, João Pedro (ed.). Um gosto português. O uso do azulejo no século XVII. Lisboa: Museu Nacional do Azulejo, Athena, 2012. ISBN 978-989-31-0030-1.


One reply on “La primacía histórica del arzobispado de Braga”
❤❤❤
LikeLike