La fuente de agua, como símbolo de vigor inagotable, fue una de las arquitecturas elegidas para celebrar la unión amorosa y, con esta connotación, una estructura frecuente en los jardines portugueses de los siglos XVII y XVIII.
Así, una de las fuentes de los nichos que rodean el gran tanque de los jardines de los Marqueses de Fronteira en Lisboa, con las armas acuarteladas de los Mascarenhas y los Ataídes, marcó la unión de D. Fernando con D. Joana Leonor, en 1672. Casi un siglo después, en los antiguos jardines de la Quinta da Nossa Senhora da Piedade, en Vila Franca de Xira, los Condes de Portimão hicieron erigir una pequeña fuente con blasones para conmemorar la unión de D. Isabel de Lencastre con D. Manuel Rafael de Távora.

Al crear las condiciones para la reunión de las familias, los matrimonios fueron una parte esencial del contrato político y social. En 1728, a fin de limitar los crecientes conflictos derivados de la disputa por la posesión de territorios de América del Sur, la diplomacia española propuso la realización de un doble matrimonio: además del matrimonio entre el príncipe heredero español y María Bárbara, el príncipe portugués debía casarse con la princesa Mariana Victoria.
La primera ceremonia con el Intercambio de las Princesas tuvo lugar en el río Caia, en un puente palaciego de madera construido para la ocasión, con varios pabellones en ambas orillas. Entre los numerosos relatos y grabados que celebran la doble alianza, sobresale la estampa de François Harrewijn, con la personificación femenina de las dos coronas ibéricas en afectuoso abrazo. En primer plano, la figura de un cupido encadenando al dios Marte simboliza la victoria de la paz y la concordia.

La misma imagen poética de la victoria del amor sobre el dios Marte fue utilizada por el Conde de Ericeira, D. Francisco Xavier de Menezes, para la apertura de la oración en celebración de las bodas reales:
Se encendió en el Olimpo la brillante antorcha de Himeneo, se apagó en el mundo el rayo fulminante de Marte; el ardor se escondió en la luz, y un millón de valorosos combatientes, que intentaban avivar un fuego inextinguible en el teatro de Europa, deponiendo las armas inflamaron las teas nupciales para asistir a festividades en el Templo de la gloria de España.

Un poco mayor, Sebastião Carvalho de Melo, después de enviudar, se casó por segunda vez en 1745, en Viena, donde sirvió como embajador de Portugal. La mayoría de la corte portuguesa vio con buenos ojos la unión con D. Leonor Ernestina de Daun, en un contrato que confería un sólido reconocimiento social al embajador portugués y preveía un buen éxito para la misión diplomática del futuro Conde de Oeiras y ministro plenipotenciario de D. José I.
En la Quinta de Oeiras, en las escaleras que rodean el nicho de la fuente adornado con fastuosas incrustaciones, dos paneles de azulejos representan victorias del amor sobre la guerra: Marte desarmado por Venus y Andrómeda libertada por Perseu. Pintados por Sebastião de Almeida, alrededor de 1765, las fábulas de los dioses de la mitología clásica destacan la importancia de la unión amorosa duradera entre D. Sebastião Carvalho de Melo y D. Leonor Ernestina de Daun, y del contrato nupcial en la conducción de los negocios estatales.

BIBLIOGRAFÍA PRINCIPAL
NATIVIDADE, Frei Joseph. Fasto de hymeneo ou historia panegyrica dos desposorios dos fidelíssimos reys de Portugal, nossos senhores. Lisboa: Manuel Soares, 1752.
CORREIA, Ana Paula Rebelo. Histoires en azulejos: Miroir et mémoire de la gravure européenne. Azulejos baroques à thème mythologique dans l’architecture civile de Lisbonne. Iconographie et sources d’inspiration. Doctoral dissertation, Université Catholique de Louvain, outubro 2005.
